VIDEODANZA
Videodanza
La videodanza es un género que surge de la experimentación entre la danza y la técnica de captura de imagen. Se remonta a la aparición del videoarte y los comienzos del cine y su evolución camina paralelamente a lo largo de la historia.
Loïe Fuller (1862-1928) bailarina, actriz, productora estadunidense, empezó a una temprana edad en los espectáculos “Buffalo Bill’s Wild West Show” y más tarde en el Vaudeville, teniendo un gran éxito en el teatro Parisino “Le Folies Bergère” con espectáculos basados en efectos de luces coloreadas.
“Serpetine Dance” (1896) es la película donde se añade la técnica de coloración de cada unos de los fotogramas, para poder enseñar los efectos de las luces utilizadas por el teatro. El solo objetivo de mostrar la danza serpentina en imagen en movimiento, hace ver el matrimonio entre camera y danza.
Anna Pavlova (1881- 1931) famosa bailarina rusa y gran divulgadora del ballet en todo el mundo, utilizó el cine como unos de los medios de divulgación, películas grabadas expresamente para resaltar la danza en puntas tan exitosa en aquellos años.
En la búsqueda de nuevas forma de lenguaje el movimiento juega una parte importante, la danza con su capacidad de lo abstracto sirve a las vanguardias artísticas del principio del siglo XX como sistema de comunicación.
“Entr’Act” (1924), proyectada entre dos ballet, hace muestra de la capacidad de las nuevas técnicas cinematográficas mezcladas con el movimiento.
Maya Derren precursora de la videodanza.
Creadora de “A Study in Choreography of Camera” (1945) La experimentación entre la coreografía de la camera y el coreógrafo bailarín.
Gracias a la tecnología de vídeo, que se desarrolló para los sistemas de televisión, se pudieron abaratar los costes de producción, y la videodanza comenzó a difundirse como género propio.
Género nominado de diferentes maneras dependiendo del país de producción.
“Videodance” en América desde los años setentas, “Dance for Camera” en el Reino Unido y como “Videodanse” en los países francófono.
En Norte América:
“Moviment V” (1965) refleja la experimentación del coreógrafo estadunidense Merce Cunningham en conjunto con artistas de diferentes disciplinas a lo largo de los años sesentas, como John Cage músico y Nam June Paik precursor de la Videoarte.
Repitiendo experiencia en el 1978 con una larga pieza con titulo tan simple “Merce by Merce by Paik”.
“Thriller” (1983) es considerado el mejor video de la historia promocionando un músico.
El Canadiense Édouard Lock coreografía con gran éxito un videodanza con una estética post-punk. “La la la Human Steps Sex duo nº1” (1987).
Pieza minimalista creada en el 2002 por Édouard Lock esta vez como coreógrafo y regidor. “Amelia”
Bill T. Jones fusiona danza, dibujo y ordenadores en una composición digital, creando ”Ghostcatching” (1999).

En Europa:
“Rosas Danst Rosas” (1983) Anne Teresa de Keersmaeker coreógrafa belga, crea esta pieza como una tarjeta de visita en el mundo de la danza contemporánea Europea.
El Británico Lloy Newson coreógrafo y director de la compañía de teatro-danza DV8 Physical Theatre transporta “Deard Dreams of Monochrome Men” (1989) desde el escenario al lenguaje de la videodance.
Phillipe Decouflé el coreógrafo francés describe una típica canción francesa en videodanse, “Le P’tit Bal” (1993) .
También grandes coreógrafos de final del siglo XX y principio de éste, como el sueco Mats Ek, utiliza el videodanza como expresión “Smoke” (1995).
“Solo” (1997) es el trabajo del innovador Wiliams Forsythe neoyorquino de nacimiento, desarrollado su carrera profesional en Alemania.
Producido por DV8 Physical Theatre / Channel 4 Television Corporation, Lloy Newson crea un corto de 35 minutos, “The Cost of Living” (2005).
El coreógrafo Checo Jiri Kylian afincado en Holanda, hace de su cumpleaños toda una celebración editando “Birth-Day” (2005).
“Valtari” (2012) es el video promoción del grupo Islandés Sigur Rós dirigido por Christian Larson y coreografiado por Sidi Larbi Cherkaoui.
En España también hay buena producción de videodanza, ejemplo es “DIVADLO” (2001) de la compañía Erre que Erre Danza.
A partir de la larga colaboración entre la realizadora Núria Font y Àngels Margarit bailarina y coreógrafa crean “Triptic-Estances” (2003) con material video grafico de la pieza “Solo per a habitació d’hotel” entre los años 1989 y 2000.
Con la llegada de las nuevas tecnologías, los ordenadores y lo que es más importante para su difusión internet, el género videodanza experimenta un auge popular.
Festivales y concursos tienen su propio espacio digital, aumentando la difusión del género VIDEODANZA.
Marco D.
Video danza: otro bastardo en la familia. |
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Rodrigo Alonso
“Tan bello como el encuentro casual de una máquina
de coser y un paraguas en una mesa de disecciones”
Isidore Ducasse, Chants de Maldoror (París, 1868-1874)
de coser y un paraguas en una mesa de disecciones”
Isidore Ducasse, Chants de Maldoror (París, 1868-1874)
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Margarita Bali. Agua. Video. 1997. | ![]() | Sabrina Farji, Mariana Belotto. Girones. Danza multimedia. 1996. | ![]() |
Hacia comienzos de nuestro siglo, un encuentro casual inspiraba al surrealismo, una corriente artística llamada a convertirse en un referente clave del arte de nuestro siglo. Hacia finales del siglo (es decir, hoy), otro encuentro de similares características reclama nuestra atención estética ¿Qué otra cosa podría ser la video danza sino un encuentro casual, producto del curioso vínculo entre uno de los medios de expresión más antiguos del hombre y uno de los más contemporáneos, insospechado resultado de la puesta en común de un medio encarnado en la materialidad del cuerpo con un medio descorporeizado, abstracto, casi inhumano?
Algunos sostienen que ambos medios comparten la condena al tiempo y al movimiento, y que por lo tanto la unión es legítima. Dicen que el mismo estremecimiento que recorre al cuerpo en la infatigable realización de sus ritmos vitales atraviesa a la imagen videográfica, indisolublemente ligada al barrido electrónico que la genera. Una conclusión brillante que, como toda teoría estética, ha dejado de lado al artista y a su obra. ¿A quién se le ocurre que el coreógrafo pueda asimilar el barrido electrónico a sus ritmos vitales a menos que reciba un shock eléctrico por la mala conexión de un electrodoméstico?
Creo que el error está en querer legitimar la unión video/danza a través de los elementos que los unen cuando tal vez dicha unión se legitime en los elementos que los separan obligándolos a complementarse.
Se dice que ambos medios comparten el tiempo: otra falsa coincidencia. El tiempo del video no es el mismo de la danza: cuando lo es (registros coreográficos) en general no hay video danza. Las honrosas excepciones, como siempre, confirmarán lo que ni siquiera es una regla. El video permite reunir acciones coreográficas registradas en diferentes momentos, eliminar los nexos que llevan de una postura corporal a otra, y, por efectos de la edición, repetir movimientos en forma idéntica o al revés, acelerar o dilatar acciones. Resulta más claro que el espacio del video no es el de la danza, y que allí puede ubicarse otro de los puntos de nuestro interés. Es común en la video danza el trabajo coreográfico en lugares no convencionales para la danza, pero también, la composición de un espacio virtual o directamente la no referencia a espacio alguno. El ojo de la cámara permite rescatar zonas, sectores que muchas veces son corporales y que otorgan una dimensión inusual al cuerpo como lugar a recorrer y/o habitar. Toda una estética del cuerpo como terreno a explorar subyace en los primeros planos o los detalles que el cuadro de la cámara recoge y la pantalla coloca a nuestra consideración.
Y es que el cuerpo, ese instrumento que es el presupuesto de la composición coreográfica, no ha dejado de ser el protagonista. Un cuerpo que la mediación transforma en superficie pero que paradójicamente parece más inmediato, merced a los acercamientos de la cámara. Un cuerpo que exige ser tratado de otra forma, por que el coreógrafo ya no debe diseñar sólo su movimiento: también debe diseñar la mirada que lo recorrerá. Esta coreografía de la mirada es tal vez lo que mejor define a la video danza, lo que le da su fuerza estética y lo que justifica su razón de ser dentro del arte contemporáneo.
Y a pesar de todo lo que la justifica, su paternidad sigue siendo problemática. Por un lado aparece como el hijo no deseado del video arte (a su vez, hijo no deseado de las artes plásticas y el video; éste a su vez, hijo no deseado del cine, etc…) aunque su aceptación aumenta día a día. La danza, por otra parte, parece no haberse enterado de su existencia, aunque ha accedido con cierta indulgencia a cobijarla.
Si atendemos a la rápida aceptación de otros híbridos contemporáneos (la comedia musical y la tortura en los países latinoamericanos en El Beso de la Mujer Araña, la colonización americana y el cine de Disney en Pocahontas), creo que cierta resistencia inicial es un buen indicio.
Algunos sostienen que ambos medios comparten la condena al tiempo y al movimiento, y que por lo tanto la unión es legítima. Dicen que el mismo estremecimiento que recorre al cuerpo en la infatigable realización de sus ritmos vitales atraviesa a la imagen videográfica, indisolublemente ligada al barrido electrónico que la genera. Una conclusión brillante que, como toda teoría estética, ha dejado de lado al artista y a su obra. ¿A quién se le ocurre que el coreógrafo pueda asimilar el barrido electrónico a sus ritmos vitales a menos que reciba un shock eléctrico por la mala conexión de un electrodoméstico?
Creo que el error está en querer legitimar la unión video/danza a través de los elementos que los unen cuando tal vez dicha unión se legitime en los elementos que los separan obligándolos a complementarse.
Se dice que ambos medios comparten el tiempo: otra falsa coincidencia. El tiempo del video no es el mismo de la danza: cuando lo es (registros coreográficos) en general no hay video danza. Las honrosas excepciones, como siempre, confirmarán lo que ni siquiera es una regla. El video permite reunir acciones coreográficas registradas en diferentes momentos, eliminar los nexos que llevan de una postura corporal a otra, y, por efectos de la edición, repetir movimientos en forma idéntica o al revés, acelerar o dilatar acciones. Resulta más claro que el espacio del video no es el de la danza, y que allí puede ubicarse otro de los puntos de nuestro interés. Es común en la video danza el trabajo coreográfico en lugares no convencionales para la danza, pero también, la composición de un espacio virtual o directamente la no referencia a espacio alguno. El ojo de la cámara permite rescatar zonas, sectores que muchas veces son corporales y que otorgan una dimensión inusual al cuerpo como lugar a recorrer y/o habitar. Toda una estética del cuerpo como terreno a explorar subyace en los primeros planos o los detalles que el cuadro de la cámara recoge y la pantalla coloca a nuestra consideración.
Y es que el cuerpo, ese instrumento que es el presupuesto de la composición coreográfica, no ha dejado de ser el protagonista. Un cuerpo que la mediación transforma en superficie pero que paradójicamente parece más inmediato, merced a los acercamientos de la cámara. Un cuerpo que exige ser tratado de otra forma, por que el coreógrafo ya no debe diseñar sólo su movimiento: también debe diseñar la mirada que lo recorrerá. Esta coreografía de la mirada es tal vez lo que mejor define a la video danza, lo que le da su fuerza estética y lo que justifica su razón de ser dentro del arte contemporáneo.
Y a pesar de todo lo que la justifica, su paternidad sigue siendo problemática. Por un lado aparece como el hijo no deseado del video arte (a su vez, hijo no deseado de las artes plásticas y el video; éste a su vez, hijo no deseado del cine, etc…) aunque su aceptación aumenta día a día. La danza, por otra parte, parece no haberse enterado de su existencia, aunque ha accedido con cierta indulgencia a cobijarla.
Si atendemos a la rápida aceptación de otros híbridos contemporáneos (la comedia musical y la tortura en los países latinoamericanos en El Beso de la Mujer Araña, la colonización americana y el cine de Disney en Pocahontas), creo que cierta resistencia inicial es un buen indicio.
Es interesante el uso de las tic como parte de la danza y como crecimiento en lo que uno se va proponiendo día a día dentro e su carrera y profesión. A partir de nuevo recursos buscar nuevas formas de comunicación de expresión
ResponderBorrarEs muy interesante lo que se puede hacer uniendo cuerpo y cámaras. y es mucho lo que se podría realizar con alumnos, aprendiendo no sólo a usar las tecnologías para editar imágenes y musicalizar videos sino también para trabajar sobre danza y estéticas.
ResponderBorrarMuy interesante el recorrido por todos los primeros incursores en éste bello arte.
La verdad que es muy buena la forma en que se presento en esta nota la historia de la videodanza y los diferentes ejemplo sumamente esclarecedores. Como profesora de artes visuales la parte de la edición uno la tiene más presente pero en una parte tan importante como la musicalización muchas veces se hace agua. Y es impresionante como ese puede narrar tanto con el cuerpo.
ResponderBorrarMuy buena la nota!